El
otro día me pase un buen rato charlando con una buena amiga y logopeda, como os podéis imaginar el
tema era mi monotema, la dislexia.
Hablamos de infinidad de cosas pero me dijo una frase que se me quedo grabada y
llevo toda la semana dándole vueltas. La
motivación viene del recuerdo de los éxitos logrados. Leerla despacio y
pensar sobre ello, es tan cierto. Es la
clave para el éxito, la motivación
ya sea en un niño o en un adulto, ya sea en mis hijos o en mi misma nunca debe de faltar. Todos tengamos o no dislexia debemos de estar motivados en nuestras
vidas, es lo que te hace avanzar o
crecer, ir un paso más allá como persona. Todos nos cansamos, nos aburrimos,
nos hundimos con el fracaso y
debemos de luchar por salir y arrancar
de nuevo. Sin la motivación eso
es prácticamente imposible o desde luego muy difícil de lograr pues el esfuerzo es inmenso.
Como
soy así de pesada u obsesiva, esta semana me fijo todo el tiempo en la falta de motivación y sus causas y efectos,
o en lo contrario la presencia de la
motivación y el porque y sus
consecuencias.
Uno
de mis hijos es el claro ejemplo. El
curso pasado su tutor lo machacó,
después de hundirle, de crearle ansiedad, frustración consiguió el efecto inmediato abandono. Abandono, fracaso y todo lo que ello supone, que lo
podríamos traducir en infinidad de
suspensos, autoestima por los suelos y táctica “molusco adolescente”. Traducido
al castellano sería me encierro en mi
mismo, no quiero relacionarme con nadie de casa y mucho menos con mis padres.
Estaba totalmente desmotivado, la
culpa según el colegio era suya. Por
supuesto parte llevaba el niño, pero
la gran parte era del profesor, su falta de preparación y de ganas de
enseñar y luchar por un niño. En su mente la motivación no era una parte esencial de la metodología de aprendizaje,
seguro que pensaría que como la ley no
lo dice explícitamente pues no tiene por que hacerlo. Este es el claro
ejemplo de desmotivación. Como este
podría contar infinidad de ellos, en mi casa todos mis hijos han pasado por algún profesor especialista en
desmotivación.
Este
año, en otro colegio donde he tenido
la suerte de que me toque el profesor
especializado en motivación la cosa cambia. Estamos siendo adolescente simpático, poco a poco
dejamos de ser molusco y nos convertimos en
gente normal. El se ve capaz de
luchar y poco a poco como creen en
mi, como me motivan consigo mejorar tanto en mis estudios como en mi actitud
personal. Vuelvo a recuperar a mi
hijo tal y cual él era antes de entrar en ese pozo de desmotivación. La profesora
de filosofía para motivarlo le
presento a un concurso de filosofía, consiguió motivarlo tanto que sacó sobresaliente.
Se ha pasado todos estos dos meses recordándonos a todos su nueve y disfrutando del recuerdo. Estamos,
(digo estamos pues vivo sus exámenes
como si fuese yo la que me examinase), en segunda evaluación y veo que se come los temas de filosofía, que
hace todo tipo de esquemas, que presenta todos los trabajos voluntarios,
que en resumidas cuentas está muy
motivado. Es más hoy tuvo el examen y
ayer no solo estudiaba para aprobar, estudiaba
para un diez. Quería superar su nueve de diciembre, se agarraba a su triunfo pasado para coger fuerzas y superarse. Eso es
motivación, eso es positivismo y eso es una maravilla.
Otra de mis hijas
que inició el curso totalmente frustrada
y desmotivada, después de varias tutorías
y conseguir que entendiesen la dislexia, vemos como le han dado un poco de motivación, un poco de cariño.
El efecto multiplicador ha sido
inmediato y multiplicador. Está feliz,
deseosa de hacer las cosas bien, de estudiar.
Solo por motivarla, por darle una palmadita, por ponerle un buen comentario y unas notas acordes a su esfuerzo. Se podría
resumir en darle cariño. Cada examen nuevo lo prepara motivada queriendo superar su anterior nota, recordando su triunfo pasado para ir
un paso más lejos, un escalón más.
Para
mi esa actitud de mis hijos, ese
verles contentos y deseosos de mejorar
me motiva tanto o más como a ellos sus notas. Me hace afrontar mejor
mi día a días, mis tardes interminables
con tantos deberes y exámenes. Me hace sonreír
y seguir sin tirar la toalla. Me acordare de estas sonrisas aquellas tardes que los recoges en la puerta del colegio con una cara que son todo ojos llenos de frustración, para seguir adelante. Tengamos o no dislexia la motivación en nuestras
vidas es esencial, tenemos que buscarla y así conseguiremos alcanzar todas las metas que nos marquemos.
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