Llega
febrero en un minuto y pasa rápido demasiado rápido. Febrero sería cualquier otro mes del calendario pero para mi es un mes estresante y agobiante. Tras ver
los comentarios de otras madres con
niños con dislexia, me doy cuenta que es algo que nos pasa a todas, no solo
a mi. En febrero llegan las notas de la segunda
evaluación y ello conlleva una sensación de vértigo, de miedo, de estrés, de
no saber si hemos actuado correctamente a lo largo del curso, de que vemos
junio a la vuelta de la esquina y de horror. Estamos las madres y los niños agotados, el ritmo es duro y la recompensa a tanto esfuerzo no aparece en las notas.
Tengo
que reconocer que este febrero después de varios años está siendo relajado,
hemos triunfado. Pero fue tal el horror
del último febrero que todavía no me he recuperado y lo tengo grabado. Es
tremenda la angustia que sufrí
cuando fui a hablar con el colegio y el
jefe de estudios me dijo que esa misma tarde a mi hijo le iban a dar las notas. Yo sentada en la butaca del cuarto
me iba hundiendo a medida que iba buscando en su listado el nombre de mi hijo, las lágrimas me inundaron y yo apretaba los labios según me decía la
inmensa cifra de suspensos. No podía
hablar, era un nudo tan grande el que tenía que me era imposible articular
palabra. Lloraba de desesperación, de
ver la cara de mi hijo cuando le diesen esas notas y de ese esfuerzo no
recompensado. Para animarme , el
jefe de estudios, que era todo menos humanidad,
ni empatía, simplemente era un
hombre correcto, estrecho de mente y
encerrado en un sistema educativo de hace treinta años, me decía que se
veía una buena evolución, un ascenso. Eso lo vería él, yo veía un tortazo en la
cara en toda regla, una incomprensión y pocas ganas de ayudar. En mi cabeza veía todas esas tardes de esfuerzo y sobre todo veía a mi
hijo derrumbado con todos esos suspensos.
Por
suerte todo pasa, incluso la etapa
escolar e incluso los jefes de estudio y tutores. Mi hijo este febrero es
otro, ha aprobado, lo tratan con cariño
y estamos muy, pero que muy contentos. El ambiente en casa es relajado y
disfrutamos de nuestro febrero. Reconozco que esto no ha sido lo habitual
en mi casa. Disfrutemos de la excepción y ya veremos que pasa en el siguiente
febrero.
Para
mi febrero es el mes donde el colegio
mentalmente te clasifica si vas o no a repetir. Es donde queda reflejado que no
te han ayudado nada y que todos los esfuerzos son pocos pues no llegas a
aprobar. Tu hijo vuelve a recibir
otro varapalo de la vida, otro lote de suspensos y la montaña se acumula.
Tu como madre no sabes si has trabajado
en la dirección correcta, si la terapia era la adecuada, si la forma de
apoyarle funciona y te cuestionas todo. Te planteas una vez más el cambio de colegio. Te planteas si será
bueno repetir curso tal y como
sibilinamente te insinúa el colegio.
Te planteas tantas cosas y estás tan cansada
que te vuelves loca. No ves el final
del curso, ves una montaña que no sabes si vas a ser capaz de escalar.
Encima de todas tus dudas, de la soledad y la incomprensión que sientes, está tu hijo. Tu hijo que
debes de seguir exigiendo a que trabaje,
tu hijo que debes de subirle su
autoestima y que debes de educar como a cualquier otro niño. Es tremendo y solo
lo sabe aquel que pasa por ello.
Ayer
una amiga mía austriaca me decía que cuando tienes un hijo distinto al resto necesitas mucha humildad como madre.
Mucha humildad de ver que no es como el
resto. Pero yo añadiría que se necesita mucha fuerza para tirar del carro y luchar contra todo un sistema
hostil a la dislexia. Mucha alegría y equilibrio para transmitirlos a tu hijo.
Mi
consejo tras muchos febreros tremendos es que
todo pasa. Que llega el fin de
curso, que llega el fin del túnel. Que debemos de ser unos padres hábiles para saber mantener la distancia con las notas, con
el colegio. No lo es todo, hay mucho más en la vida. Saber que como me dice mi
marido cuando vas a esas tutorías de
febrero donde te juegas el curso de tu hijo, que no es todo tan tremendo como
te lo pintan. Que tu conoces a tu
hijo y sabes lo que hay. Que asumamos
que hay muchas dificultades pero que esos suspensos no lo son todo. Que
veamos la evolución desde donde
estábamos en septiembre hasta donde hemos llegado en febrero. Seguro que hay una progresión y eso es lo importante.
Ánimo y a seguir luchando, pronto llega la tercera evaluación y somos capaces
de remontarlo.
[tags] dislexia, esfuerzo, notas, repetir curso,[/tags]
[tags] dislexia, esfuerzo, notas, repetir curso,[/tags]
No hay comentarios:
Publicar un comentario