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12 mayo 2013

Dislexia sí, un poco de humor también.


  

Llevo una semana dura, de las duras de verdad, de las interminables. Para que nos riamos un poco os voy a contar. Una de mis hijas está haciendo en su clase un rally de lectura. Tiene muchas dificultades de concentración, de lectura, de comprensión y de rapidez lectora. ¡Total! que uno puede pensar que es interesante que la motiven para leer, que es un ejercicio bueno. Hasta aquí todo correcto, el problema radica en que mi hija se ha comprometido a leer veintiun libros, si tal y como os lo cuento, todos los libros de la lista, para que os voy a contar el resto... Pues luego viene tu conciencia de madre, de educadora, de si se compromete tiene que por lo menos intentarlo, etc... Llevo toda la semana pendiente de su lectura y de que encima entienda lo que lee, pues al finalizar  cada libro tiene que responder a una preguntas. Tenemos por delante todavía un par de semanas, pero claro mi hija tal y como es con su dislexia ¡veintiun libros! Eso más que un rally es un reto. Esta siendo un auténtico rally no solo para ella, también para mi. Pues la mitad de las veces se pierde en el interminable libro, no ha entendido nada y contesta lo que no debe. Vuelta a releer otra vez el libro, a que no haga trampas y busque las respuestas... y a que si ella se vio capaz de leer toda esa lista interminable, sin que nadie la obligase, pues que la lea. O mejor dicho que leamos madre e hija. Cada vez que veo el librito del rally de lectura con la firma de mi hija, con el número 21 escrito por ella, me entra la risa, claro está o nos reímos o nos desesperamos. Está leyendo "El principito", vamos por más de la mitad del libro, todavía no es capaz de leer correctamente  la palabara Baobab, lee boaba.... cuando lo oigo por enésima vez, no puedo hacer otra cosa que sonreír y seguir como si nada.

  Seguimos con la semana, mi hijo el mayor adolescente y disléxico, está en un agujero de suspensos, de sentirse mal, de querer rebelarse contra todos y de muy mal talante o humor. Por supuesto que parte es su culpa, no se esforzó cuando tenía que haberlo hecho. Otra parte de culpa es el dichoso colegio, la orientadora, el tutor, el jefe de estudios, etc. Llevamos pidiendo ayuda todo el curso y ellos negando que la necesitemos. Ahora no se como vamos a ser capaces de deshacer todo este mal camino, o de salir hacia delante e intentar luego arreglar a mi hijo adolescente y disléxico. Esto si que no tiene gracia, no le veo humor ninguno. Si a eso le sumo que le he castigado sin móvil, que eso le crea al principio ansiedad y muy mal humor. Para mi hijo no estar conectado a sus quinientos grupos de amigos le supone un horror absoluto, pues imaginaros lo divertida que ha sido nuestra semana. Tengo que decir que según van pasando los días, según nos desconectamos del resto del mundo, poco apoco nos vamos centrando. O al menos eso quiero creerme.

  Pero como os digo hay que tomárselo con humor, incluso cuando te pide el cuerpo de hacer la intentona de tirar el móvil de tu hijo por la mismísima ventana. Seguimos la semana, y veo como la sexta y el quinto de mis hijos no paran de hacer confusiones " fonológicas" o de conceptos, creo que se llaman así. Mi hija dice humo cuando en verdad quería decir zumo. Dice que su traje no es de lunares o puntitos, es de redondos. Seguimos riéndonos, cuando dice fuego en vez de juego. Seguimos riéndonos cuando vemos que el fin de semana pasado que fuimos a Cádiz e hizo bueno ella dice que fue al verano, y sigue creyéndose que el verano es un sitio. Entre las mil confusiones y disparates que oigo me acuerdo de una anécdota. Hace tiempo se le perdió a una de mis hijas un pendiente, lloraba desconsolada en la cama por su pendiente. Su hermano, queriéndola consolar le decía que no se preocupase que los " pendientes" se caían pero volvían a salir. Por supuesto confundía pendiente con diente. Su hermana le decía que no, que no le entendía que lloraba por el pendiente no por el diente. Era como un diálogo de besugos.  Como diálogo de besugos hoy comiendo en la mesa, mi hijo Pedro ocho años, quería decirme que si podía escribir en mi blog, que quería opinar y contar sus impresiones. Para decirme esto hemos tardado unos cuanto minutos en descifrar su discurso, totalmente desestructurado, la idea central la tenía pero como expresarla de manera ordenada....otro gran reto. Más todavía si el resto de tus hermanos intentan ayudarte, les da un ataque de risa en plena mesa y el insiste que le dejen terminar su historia, que es su turno para hablar.

  Para terminar mientras releo lo escrito vuelve mi hija la pequeña y me pide que le pinte una naranja. Dejo mi blog me pongo a pintar una naranja y se enfada me dice que no, viene su hermana y me dice que no que lo que quiere es una granja. Me entra la risa, entre ellos que duda cabe que se entienden bien, pues la niña en ningún momento dijo granja, pero su hermana tan disléxica o más que ella, debió de oír granja en vez de naranja.... por eso dislexia sí, humor también, pues de lo contrario hay semanas que nos podemos volver locos como padres.

[tags] dislexia, disléxico, madre, inconvenientes, sitema educativo, empatía, dificultades, humor  [/tags]

10 comentarios:

  1. Buff yo solo tengo una preadolescente y como me identifico contigo.

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    1. Es agotador!!! Peor aun que enseñarles a leer o las tablas de multiplicar!

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  2. Jeje, yo también conozco esa situación, tengo varios hijos con deficit de atención, y algún que otro disléxico, el segundo concretamente siempre hablaba de la gasolinería en lugar del la gasolinera, del blogo en lugar del globo, de la bayonesa...
    Hoy ha hecho un examen de biología y me viene diciendo que se ha hecho un lio no sabía si hablaba de las neuronas o las hormonas. Siempre que se pone ha hacer un trabajo le hago incapie en que lo haga limpio que comience por arriba, la ortografía... a lo que contesta indefectiblemente "es que es en sucio" jejeeje.
    En fin como bien dices un poco de humor... viene de perlas.

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    1. Estoy contigo sin humor esto no tendría sentido. Además tenemos que ser capaces de transmitir optimismo y ya una gran parte conseguida.
      Un abrazo
      Maria

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  3. Anoche me acordaba del símil que habías hecho entre una montaña rusa y la dislexia (o mejor dicho la vida del disléxico). Así es como me siento yo últimamente, y así es como está mi hija, subida en una montaña rusa.
    La semana pasada terminamos de una forma desastrosa, mi hija tenía el viernes un taller junto a los otros niños de la asociación, se negó en redondo a entrar. Cuando nos fuimos me decía que “cómo iba ella a afrontar la dislexia si me empeñaba en llevarla a sitios como ése”, entendí que para ella “afrontar la dislexia” quiere decir olvidar que lo es, cualquier cosa que se lo recuerde la rechaza, y verse rodeada de otros niños también disléxicos no hace sino recordarle su propia condición.
    Esta semana, y por eso digo lo de la montaña rusa, estamos de subida, mi hija está encantadora, colaboradora, cariñosa, comunicativa y un poco más dispuesta a dejarse ayudar por mí, eso sí, siempre que no me pase ni la “agobie demasiado”.
    La semana próxima dónde estaremos ¿en lo alto de la montaña rusa, o cayendo en picado?, eso es lo que me inquieta, y me produce una ansiedad tremenda, los bruscos cambios de humor de mi hija, y de todo esto la verdad es que aunque quiera tomármelo a risa no puedo, espero con aprender con el tiempo.
    Un abrazo.
    Mercedes

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    1. Todo es normal. La ansiedad la tenemos todos, yo la tengo constantemente , creo que por eso me aficione a correr para desahogarme un poco. Mi experiencia es que encima todo se vuelve más cuesta arriba en la adolescencia. Mi hijo Fernando no ha querido saber nada de la dislexia durante muchas etapas de su vida. Quería pasar normal, desapercibido, pero hay que enseñarles y tienen que ver que son disléxicos de por vida, con sus pros y sus contras. Tienen que tomar consciencia de su situación, que les va a limitar su vida en la etapa escolar, pero que luego bien llevado puede ser una ventaja , una virtud que el resto de los que les rodean no tienen. Tienen que hacerse cargo ellos mismos de su dislexia, de saber informar a sus profesores, de decir que lo son, de no avergonzarse y de sentirse igual de válidos que el resto de sus compañeros.
      Los cambios de humor son típicos de los adolescentes y de los preadolescentes. También son frecuentes cuando el niño se ve muy presionado. Encontrar el equilibrio es dificilísimo. Yo también presiono mucho a mis hijos, y claro que se enfadan y cambian de humor. La tuya de un día para otro, los míos en el mismo día. Se que a veces les agobio demasiado, pero se que son capaces de lograrlo, y que se tienen que esforzar más que el resto de sus compañeros. Deben de aprender a ser muy disciplinados en su trabajo.
      Todo ello no quita que le des un toque de humor, que te rías y hagas a tu hija participe de esas risas, de ese reírse de la vida. Inténtalo, ya verás como la tensión se relaja durante un rato. Es mucho más llevadero llevarlo con entusiasmo, humor y risas, pues de lo contrario se convierte en una auténtica tortura, donde no disfrutas de la infancia, ni de la educación de tus hijos. Eso es muy triste, no merece la pena perdérselo, ni tampoco vivirlo como un calvario constante.
      Mucho animo!!!
      Un abrazo enorme
      Maria

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    2. Tienes razón María, hay que intentar reírse de lo que nos agobia, e intentar enseñarles a ellos a tomarse con humor sus fallos. Pero a veces es complicado.
      Sé que muchas de las actitudes negativas de mi hija hacia la dislexia tienen que ver con su edad (va a cumplir 11 años) ya está entrando en la pubertad y lo que más desea es ser igual a los demás y que los demás la acepten; yo intento enseñarle que a pesar de ser igual a los demás ella tiene una singularidad que otros no tienen, igual que otros pueden ser diferente en otras cosas a ella; y que todos ella y los demás deben aprender a aceptarse tal y como son.

      Un gran abrazo.
      Mercedes

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    3. La dislexia es parte de ella, como tu hija es parte de tu vida. Todo es uno y no se puede separar.... La primera que se tiene que sentir orgullosa de si misma es ella, incluyendo su dislexia. Tiene que pensar soy disléxica y que? ¿pasa algo? Sí, pasa que eres aún más especial y más maravillosa.
      Un abrazo y buen día
      Maria

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  4. Acabo de leer esto, son las 9:38 minutos de la mañana, acabo de dejar hace cuarenta minutos a mi hijo en el cole, y estoy aquí en casa desayunando sola y pasando un mal día, porque hoy 16 de mayo es un día triste para mi. Pero me acabas de alegrar el día y de sacarme algunas carcajadas, muchas gracias. A mi me pasa que yo creo que a veces soy la única que entiendo a mi hijo, hasta sé traducir lo que escribe. Esto es muy duro, pero como muy bien dices hay que reirse, porque si no.......Un beso muy fuerte María. No dejes de escribir por favor.

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  5. Gracias a ti Noelia. Yo también suelo a esa misma hora acabar con mi maratón matutino, de preparar bocatas, tarteras con comida, camas y dejar a todos en sus colegios. Vuelvo a casa me tomo un té y a veces me entra bajón. Sobre todo si pienso en el exámen mal preparado que lleva uno de mis hijos, el mal trago por el que va a pasar o que le van a dar el resultado de un dictado... Pero tranquila que somos muchas, yo tengo muchas ganas de escribir y entre todos salimos de esta....
    Un abrazo enorme
    Maria

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